lunes, 28 de abril de 2014

Al rico requesón

Ya os dije que me iba a dar prisa en compartir alguna de mis recetillas con vosotras, y es que, sinceramente, necesito ir poniendo un poco de orden entre mi montaña de papelitos con recetas y anotaciones que tengo esparcidas a lo ancho y largo de mi cocina.
La verdad, me hubiera gustado empezar con un exquisito dulce, pero he aprovechado uno de los ingredientes de una preparación a largo plazo para darme un pequeño capricho y elaborar un exquisito requesón que me zamparé con ganas en los desayunos, aunque vosotras, si os animáis a hacerlo, podéis utilizarlo en la elaboración de alguna tarta o dulce que os guste.

Y ya se que diréis que vaya un capricho absurdo que me doy, pero os aclaro, para mi es todo un lujo el poder comer un trozo o una porción de queso que no sea de burgos porque, como algunas de vosotras sabéis, el encargado de la intendencia en esta casa es mi maridito, y mi queridísimo maridito odia todo aquello que huela a queso o tenga algo que ver con el queso, así que cuando hace la compra, no incluye en la cesta otro lácteo quesero que no sea el de burgos, y eso porque a los niños les gusta, que si no, ni eso compraría. En estas condiciones, os imagináis que, o bien salgo yo a comprar un trozo de queso, o bien me lo fabrico, y como para salir a comprar queso tengo que coger el coche, y eso tampoco me mola salvo que sea cuestión de vida o muerte, desde hace tiempo he optado por hacérmelo yo misma, y vosotras diréis, es sencillo, es rápido y mirar el resultado


No me digáis que no tiene una pinta tan buena que dan ganas de liarse a chupetear la pantalla del ordenador, jajajajaja

Bueno, si, que ya se que lo que os interesa es la receta y modus operandi y no tanta conversación, así que no me enrollo más y voy al lío.

Para hacer vuestro requesón casero vais a necesitar simplemente leche y zumo de limón, ni más ni menos, ni menos ni más, jajajaja. Yo empleo dos litros de leche y el zumo de un limón


Elaborar este exquisito requesón es algo muy simple y relativamente rápido. Lo primero que debemos hacer es poner nuestra leche en una cacerola lo suficientemente amplia para que entre toda la leche. Exprimimos nuestro limón y comenzamos la preparación propiamente dicha, añadiendo a nuestra leche tres cucharadas soperas de nuestro zumo de limón.





Removemos un poquito nuestra leche con una cuchara de madera, y ahora toca dejar reposar un rato la mezcla, y es aquí donde los diferentes tutoriales que encontrareis en la red nos marean y marean sin parar. En unos nos dicen que dejemos reposar un mínimo de tres horas, en otros un mínimo de seis, y los hay en los que el reposo no es necesario y pasan directamente al siguiente paso de la elaboración. Yo, he buscado el punto intermedio, y habitualmente lo dejo reposar entre media y una hora, aunque debo reconocer que en algunas ocasiones en las que el tiempo me apremiaba lo he dejado reposar tan solo cinco minutos, y el requesón ha salido perfectamente bien, aunque, también os debo decir que en estos casos me ha sido más costoso el paso final de la elaboración. No se si tendrá o no que ver, pero lo cierto es que me ha resultado más sencilla la terminación del producto cuando lo he dejado reposar media o una hora que cuando tan solo he esperado cinco o diez minutos, pero vosotras seréis las que decidáis al final el tiempo de reposo que vais a aplicar.

Transcurrido el tiempo de reposo, ponemos nuestra cacerola al fuego y llevamos la leche a ebullición. No es necesario dejar hervir durante un tiempo determinado, simplemente hay que llevarlo a ebullición, y una vez alcanzado este punto, retiramos nuestra cacerola del fuego y dejamos templar el contenido durante cinco o diez minutos.


Una vez que ha templado un poco nuestra leche añadimos otras tres cucharadas soperas de  zumo de limón y removemos un poco con nuestra cuchara de madera. Observaremos como poco a poco se van formando pequeños cuajos de la materia sólida de  la leche, y como el suero, de color amarillento se va separando, y llegará un punto en el que la parte solida y la líquida de la leche serán claramente visibles. Este es el momento de proceder a separar ambas partes




Tomamos un colador, preferiblemente de tamaño grande y un paño de algodón bien limpio. Ponemos nuestro paño sobre nuestro colador y volcamos sobre él el contenido de nuestra cacerola. Si no tenemos un colador grande siempre podemos usar un escurridor de verdura ya que al tener nuestro paño para filtrar el líquido, no perderemos ni un pequeño trozo del cuajo de nuestro requesón. Ayudaremos a drenar el líquido retorciendo un poco el paño y dejaremos durante unas horas suspendido nuestro paño con el requesón dentro hasta que deje de gotear suero.



Ahora ya está listo para usar en lo que quieras. Yo, como he dicho, lo utilizaré para desayunar durante unos días, con unas cucharaditas de miel y unas nueces picaditas, placer de Dioses, ummmm, que rico.



A disfrutarrrrr

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